jueves, 14 de mayo de 2015

Ávela 2

La dama desliza
sus hilos de plata,
sobre las mentes blandas
de duros cuellos,
arrastra su manto
amamanta al árbol,
cubre de mariposas nocturnas
sus pechos,
su cabello largo
cano humectado
avanza en río
en espesura de bosque/
sin ojos
más que tres marías
y sin mirada
más que la desgarrada
verdad.  

A.F

Conocí a Dios,
vive en el centro
del mundo
que él se dice,
su transporte
se asemeja
a planta autosuficiente
o a interior ya sin piel,
me confesó
que él tambien
se encuentra en mi abuelo,
pero que de a poco
abandona
la memoria
de su habla
por canales semiajenos

Al atardecer,
tomo mi vaso
de agua y saliva
para alimentar
a sus verdes compañías
y con un movimiento
tranquilo y paternal
me devolvió
agradecido
una dulce posibilidad
de labios morados.