En los arcos de piedra
posan mis manos livianas,
mi vestido de telas atadas
rodeando las columnas
con el musgo
que humedece mis poros,
el cielo
en el punto mas alto,
entrando lineas doradas
de mis ondas en el sol,
por el medio el columpio baja,
con un salto
en el aire tomada de cadenas,
entre el viento
y la luz que atravieza
cada centímetro de la seda,
cada cabello en mi cabeza,
mis pies hoy llegan alto.